jueves, 12 de noviembre de 2009

Viernes Santo

Desde los orígenes de la Cofradía, el Viernes Santo ha sido el día en que ha efectuado su salida procesional, conmemorando la Muerte y el Entierro de Jesucristo y la Soledad de María Santísima.
El Viernes Santo es un día grande para Cantillana y el más tradicional de su Semana Santa, son muchos los cantillaneros que viven fuera del pueblo y vuelven para acompañar a la Patrona en esta jornada. Por la mañana desde tiempo inmemorial, quizás recuerdo del lejano sermón del descendimiento, es costumbre subir al Santuario a visitar a la Virgen que ya está preparada en su paso de palio para la salida. Del mismo modo, también las Imágenes del Señor, San Juan y la Magdalena, están en el primer paso de la Cofradía. Es costumbre que los cirios de la candeleria de la Virgen, sean ofrecidos por los devotos por promesa o tradición, los nombres de los donantes son escritos en lazos que se anudan a las velas.

Las visitas al Santuario son constantes durante toda la jornada, a las siete de la tarde, la Cruz de guía se pone en la puerta del Santuario y comienza así una nueva Estación de penitencia por las calles de Cantillana. El pueblo entero llena el porche y “la calzá” para la salida de la Patrona que durante todo el recorrido es acompañada de numerosos devotos con verdadero respeto y devoción.

El itinerario es el siguiente: Avenida de Nuestra Señora de la Soledad, San Bartolomé, Plaza del Llano, Nuestra Señora del Consuelo, Manuel Jiménez, Antonio Machado, Buenavista, Casillas, Cardenal Spínola, Plaza del Corazón de Jesús, Cristo de la Misericordia, Iglesia y entrada en la Iglesia Parroquial Ntra. Sra. de la Asunción donde realiza estación de penitencia. Tras una breve pausa, la cofradía vuelve a salir de vuelta a la Ermita por las calles iglesia, Gustavo Adolfo Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Miguel de Cervantes, Pastora Solís, Callejón del Caco, Castelar, Martin Rey, Plaza del Llano, Polvillo y Avenida de Ntra. Sra. de la Soledad, entrando sobre las dos de la madrugada, ya del sábado Santo.

A la entrada del paso de la Virgen tiene lugar la “puja”, antigua tradición que la hermandad ha sabido conservar, durante la cual los devotos pujan las maniguetas del paso que portaran en el momento de la entrada. Ahora se mantiene de forma simbólica, puesto que el máximo sentido de la puja era cuando el paso era portado a hombros.

Destaca el recogimiento y la sobriedad con que los cantillaneros acompañan a la Virgen, a la que se le cantan numerosas saetas. De todo el recorrido, sobresale la bulliciosa bajada por la calza, en la tarde; la subida de la cuesta del reloj o el paso por las calles del casco antiguo, donde la estrechez de las calles ofrece momentos más íntimos, mientras que a la Virgen se le tocan marchas clásicas o de corte fúnebre.

El hábito de la cofradía está compuesto de túnica y antifaz de color negro, capa blanca con el escudo de la hermandad, y cordón blanco y negro. El primer paso es acompañado de una banda de cornetas y tambores mientras que la banda de música Ntra. Sra. de la Soledad de Cantillana es la que habitualmente acompaña a la Patrona tras su paso.

Como culminación de los cultos cuaresmales y la estación de penitencia, el Domingo de Resurrección tiene lugar la misa de felicitación Pascual a la Santísima Virgen ante su paso de palio.