Sálvame,
Virgen María,
óyeme,
te imploro con fe:
mi
corazón en Ti confía,
oh,
Madre mía, sálvame,
oh,
Madre mía, sálvame.
Sálvame.
El pueblo de Cantillana
no perecerá jamás,
porque su Madre se
llama
Virgen de la Soledad.
Sálvame,
Virgen María,
óyeme,
te imploro con fe:
mi
corazón en Ti confía,
oh,
Madre mía, sálvame,
oh,
Madre mía, sálvame.
Sálvame.
Acuérdate de la hora
en que te nombró Jesús
mi madre y mi
protectora
desde el árbol de la
cruz.
Sálvame,
Virgen María,
óyeme,
te imploro con fe:
mi
corazón en Ti confía,
oh,
Madre mía, sálvame,
oh,
Madre mía, sálvame.
Sálvame.
(principios
del siglo XX)